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En un discurso emotivo y directo, el presidente Rodrigo Paz, anunció un cambio significativo en la repartición de los ingresos del Estado, en un acto que el pasado sábado conmemoró el XIII Congreso ordinario de la Federación Departamental de Cochabamba de Organizaciones de Regantes (Fedecor).

«Estamos trabajando para cambiar la forma en que se distribuye la riqueza en Bolivia», dijo Paz. «A partir de ahora, el 50% de los ingresos del Estado se quedará en el gobierno central y el otro 50% se destinará a las regiones, municipios, gobernaciones, universidades y otros organismos locales».

Acompañado por el Ministro de Defensa, Raúl M.  Salinas Gamarra, el Presidente criticó la corrupción y la mala gestión de los recursos públicos en el pasado, y puso como ejemplo el escandaloso caso del Museo de Orinoca, que costó 8 millones de dólares y fue inaugurado por el anterior gobierno.

«¿Qué museo necesita 8 millones de dólares?», preguntó Paz. «Un museo que solo exhibe pantuflas y otros objetos personales de un expresidente, mientras los bolivianos siguen luchando por acceso a servicios básicos como agua y educación».

El Presidente también se refirió a la forma en que se gastaron 60.000 millones de dólares en 20 años de gobierno anterior, sin dejar resultados tangibles para el país. «¿Dónde está la plata?», preguntó Paz. «Se la gastaron en pantuflas, canchitas y otros lujos, mientras los bolivianos siguen sumidos en la pobreza».

Paz anunció medidas para simplificar los trámites administrativos y reducir la burocracia, y destacó la importancia de la meritocracia en la selección de funcionarios públicos.

«Queremos que los bolivianos se sientan orgullosos de su país y de su gobierno», dijo Paz. «Queremos que la gente se sienta incluida en la toma de decisiones y que tenga acceso a los recursos y oportunidades que necesita para prosperar».

El anuncio del presidente Paz fue recibido con aplausos y vítores por los asistentes al congreso, quienes expresaron su apoyo y entusiasmo por las nuevas políticas del gobierno.

La medida es vista como un paso importante hacia la descentralización y la democratización de la economía boliviana, y se espera que tenga un impacto positivo en la vida de millones de bolivianos en todo el país.